Creencias limitantes: Qué son, Ejemplos y cómo modificarlas

Las creencias limitantes son preconceptos que nos bloquean en nuestro desarrollo personal y social. Son pensamientos generalmente falsos y exagerados, que nos impiden desarrollar al máximo nuestro potencial y alcanzar nuestros objetivos. Existen muchas creencias que se han impuesto en el imaginario social como por ejemplo creer que el dinero se consigue solamente con sacrificio. 

Pero todo aquello en lo que creemos no deja de ser una interpretación sobre lo que vemos y percibimos, o creemos percibir. 

Como sostuvo el filósofo Immanuel Kant: “no vemos las cosas como son, sino como somos nosotros”. Las creencias determinan acciones y decisiones. Lo que pensamos sobre algo o alguien desencadena un determinado sentimiento hacia aquella persona, objeto o circunstancia. Estas ideas se desarrollan desde la infancia a partir de procesos culturales y sociales, que se instalan en la psiquis a nivel consciente e inconsciente. 

En este artículo profundizaremos que son las creencias limitantes, la funciones psicológicas que tienen, ejemplos y la forma de modificarla.

Funciones psicológicas de las creencias

Se puede entender que las creencias cumplen como función principal el orientar la  conducta de los individuos mediante la ordenación de los datos que el medio social les proporciona, definiendo así la realidad de cada uno de ellos.

De acuerdo a Wright, Watson y Bell (1996), las creencias influyen en lo que vemos o no vemos y lo que hacemos con nuestras  percepciones, constituyendo la esencia de nuestra  identidad y de nuestro modo de comprender las cosas y así conferir sentido a nuestra  experiencia.

Podríamos decir que hay cuatro funciones psicológicas de las creencias:

1)  Emocionales:  las creencias permiten ayudar a manejar emociones tales como miedo,  esperanza, enojo, sorpresa, incertidumbre existencial, amor ideal, entre otras.

2)  Cognitivas: dan estructura en la capacidad de conocimiento, lo cual proporciona la sensación de control sobre la vida.

3)  Morales: son creencias que posibilitan la regulación de la distribución de la responsabilidad moral entre la persona y el grupo.

4)  De  grupo: contribuyen a promover la  solidaridad grupal al otorgar a las personas un sentido de pertenencia e identidad común. 

Creencias limitantes y creencias potenciadoras

Las creencias potenciadoras son, por el contrario a las creencias limitantes, aquellas que nos permiten avanzar hacia la concreción de nuestros objetivos. Son ideas que contribuyen al progreso de las personas hacia las versiones de sí mismos que más anhelan conseguir.

Las creencias potenciadoras pueden comprenderse como aquellas que nos reafirman y nos permiten sentirnos valorados como individuos. Al mismo tiempo, favorecen una mejor manifestación de la persona tanto para sí misma como en su relación con los demás (Walsh,  2012).

Estas creencias permiten a las personas atravesar periodos de crisis, al aumentar la percepción en la cantidad de opciones para la resolución de problemas. Por lo que puede considerarse que ayudan al desarrollo y crecimiento humano, permitiendo mejorar la adaptabilidad ante diversas situaciones problemáticas.

Ejemplos de creencias limitantes

Estas son algunas ideas a modo de ejemplo que operan a nivel psíquico y vivencial como creencias limitantes:

  • No tengo control sobre lo que siento o experimento
  • Debería tener siempre pensamientos positivos, amables y de cariño. 
  • Las manifestaciones emotivas como llorar son una señal de debilidad
  • Una persona que realmente me quiera debería saber lo que necesito.
  • Necesito tener control sobre mí mismo en todas las situaciones.
  • Seguro que lo que diga no va a interesar a nadie.
  • Si alguien me hace un cumplido y lo acepto van a pensar que soy una persona vanidosa.
  • Antes de abordar una tarea difícil debo trabajar en mi confianza.
  • Estar enojados es malo.
  • No valgo nada o no soy suficientemente bueno.
  • Si me enamoro me van a romper el corazón.
  • No puedo ser mi verdadero yo porque voy a ser criticado.
  • No puedo pedir lo que sea. 
  • Si confío en la gente puede que traicionen mi confianza.
  • No puedo alcanzar aquello que quiero.
  • Es demasiado tarde para empezar a hacer lo que siempre quise hacer. 
  • Lo que quiero aprender es muy difícil. 
  • No tengo derecho a exigir eso.

Tipos de creencias limitantes

De acuerdo al Postgrado en Coaching Ejecutivo y Programación Neurolingüística de la Universidad de Alcalá, existen tres tipos principales de creencias limitantes.

creencia limitante
  1. Creencias limitantes de capacidad: se producen cuando las personas cuestionan su propia capacidad para resolver obstáculos o situaciones desafiantes. Algunos ejemplos de creencias limitantes de capacidad son:

 ¿Seré capaz?

No soy una persona inteligente.

Me pongo nervioso al hablar con personas desconocidas.

Nunca sabré hablar bien el inglés a nivel profesional.

  1. Creencias limitantes de posibilidad: se producen cuando los individuos dudan de poder conseguir o hacer algo que desean. Dan cuenta de estas limitaciones frases como:

¿Es posible?

No tengo dinero para tomarme unas vacaciones.

No tengo tiempo para estar con mi familia.

Conseguir un buen trabajo hoy en día es complicadísimo.

  1. Creencias limitantes de merecimiento: cuando las personas cuestionan si son lo suficientemente buenas para lograr algo. 

¿Me lo merezco?

Con mi pasado no tengo derecho a ser feliz.

No merezco que me quiera tanto.

Como no estudié cuando era joven, ahora debo conformarme con trabajos esclavos.

Creencias limitantes sobre el dinero

El dinero como poder/símbolo de estatus/ser más que los demás: esta concepción del dinero hace que nunca se logre la satisfacción con lo que se tiene, consiste en una búsqueda constante por conseguir superar a los demás, que jamás logra resolverse. Solo se es lo que se tiene y si eso falla hay una pérdida de identidad y sentido. La envidia consume al propio ser por pensar en lo que tienen los demás. Es una creencia que lleva a endeudamientos constantes con tal de seguir gastando. Se asocia al deseo de aparentar ser alguien que no se es realmente. 

También puede ocurrir la concepción del dinero como seguridad llevada al extremo, que desencadena tacañería y avaricia. Al sentir que nunca se tiene suficiente jamás se logra alcanzar un sentimiento de seguridad real. Hay un sufrimiento constante por perder aquello que se tiene. También impide el compartir los bienes materiales con los demás por considerar que no se lo han ganado. Al adoptar estas creencias las personas suelen hacer lo que sea por sacar el mejor provecho de cada negociación, sin dar nada a cambio. 

Existe una tercer creencia limitante del dinero que gira en torno a considerarlo como fuente de todos los males o la superioridad moral de la pobreza. Es creer que generar dinero es de mal gusto o atenta contra el bienestar de otros. Algunas frases que permiten esbozar esta creencia limitante son “hay que conformarse con lo que uno tiene” o “el dinero no hace a la felicidad”. Es una forma de pensar que desconecta de la capacidad de ganarse la vida y de conseguir dinero de sobra para cumplir objetivos personales y familiares. Suelen ser personas que trabajan mucho y ganan poco y que suelen colocarse a sí mismas en una posición moral superior a quienes ganan más.

Creencias limitantes sobre el amor y de pareja

La concepción que se tenga sobre el amor va a afectar en los vínculos amorosos que llevemos a cabo. Las creencias limitantes de pareja empiezan por creencias limitantes de la propia persona sobre sí misma. Una de las principales creencias limitantes en torno al amor es “no puedo ser amado”, que se asocia a la idea de no merecimiento. Considerar que no se merece ser amado es una negación a recibir el amor de otras personas. Si se produce un vínculo amoroso con una persona es muy probable que se rechace por considerarse que no se es suficientemente bueno para disfrutarlo. 

Al intentar ganar o conquistar el amor de los demás se está buscando un refuerzo externo para considerarnos merecedores de un amor que no podemos reconocer en nosotros mismos, produciéndose una negación de nuestro propio valor. Consideramos que solamente el amor puede provenir del afuera y que los demás sí poseen aquello que necesitamos, por lo que buscamos ganarlo. Si las personas de nuestro alrededor se comportan de una manera poco amorosa, sentimos que no tenemos nada, que no poseemos valor, o que ese valor ha sido perdido, completamente dependientes del amor que las demás personas reflejan.

La creencia de no poder ser amado proviene de la infancia. Una parte nuestra ha aprendido desde la niñez a ganarse el amor de los adultos a partir de la idea de adaptarnos a lo que los demás quieren o esperan de nosotros para ser merecedores de su amor. Ese “yo condicionado” tiene miedo a quedarse sin amor y no logra reconocer su verdadera esencia. Si las personas logran desarrollar el amor propio, cuando los demás no demuestran amor se produce una compensación interna que no necesita de refuerzos externos.

Creencias limitantes sociales

Las creencias limitantes personales se verán reflejadas en los vínculos que desarrollemos a nivel familiar, laboral y de amistad. Estas creencias se desarrollan desde la infancia y se internalizan, de manera que se sostienen en el tiempo hasta automatizarse y pasan a condicionar el modo en que nos vinculamos con el afuera. Si consideramos que siempre hemos sido la oveja negra de la familia, que nadie nos entiende o que no somos suficientemente reconocidos en nuestros grupos de pertenencia, vamos a vincularnos con los demás desde un lugar de desvalorización personal, falta de confianza y autosabotaje.

Algunos ejemplos de creencias limitantes sociales son: “me pongo nervioso al hablar con personas desconocidas”, “no tengo tiempo para estar con mi familia” o “no merezco que me quiera tanto”. 

Cambiar las creencias limitantes

Para poder modificar las creencias limitantes por creencias potenciadoras el primer paso es poder reconocerlas o identificarlas. Para ello resulta fundamental detectar frases que empiecen por: creo que, me temo que, confío en que, tengo fe en que, etc. Hay que prestar especial atención a aquellas ideas que se presentan como generalizaciones, como por ejemplo, “todo me sale mal” o “todas las personas son así”. 

Y por último, también hay que tener en cuenta las aseveraciones del tipo: Soy + adjetivo, como puede ser “soy torpe”, “soy demasiado autoexigente”, “soy impuntual”. Lo que resulta fundamental de este proceso es comprender cómo se han llegado a construir esos pensamientos limitantes.

Una vez que las creencias limitantes son detectadas las técnicas para eliminarlas se basan en desafiarlas de manera continua y constante. El primer paso consiste en tomar consciencia de los resultados obtenidos de esa creencia limitante para analizar sus consecuencias, es decir, qué es lo que se pierde o se gana con esa creencia. El segundo paso consiste en comprender su función positiva, esto significa, ver qué hay de bueno en mantener ese pensamiento. Las creencias limitantes pueden haber permitido gozar de algún beneficio en algún momento de nuestra vida y por eso las sostenemos. El tercer paso es elegir una creencia potenciadora para reemplazarla por la creencia limitante, como su versión opuesta convertida en una idea que posibilita.

La última etapa del cambio de creencias consiste en sustituir la antigua creencia por la nueva y practicarla. Solamente la práctica y la repetición permiten lograr el desarrollo de conexiones neuronales suficientes para que el nuevo pensamiento logre asentarse. Primeramente la práctica del nuevo pensamiento potenciador se hará de manera consciente, hasta que logre volverse inconsciente, y por lo tanto, guíe los pensamientos de manera más automática.

Por último, te dejamos un video muy interesante de Enric Corbera sobre las creencias limitantes.

https://www.youtube.com/watch?v=J1D-7cuC28E&ab_channel=EnricCorbera

Red de psicólogos y profesionales de la salud mental, en la ciudad de Córdoba Argentina, dedicados a brindar diferentes servicios.

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