Creencias y pensamientos automáticos

 “Si nuestro pensamiento queda empantanado por significados simbólicos distorsionados, razonamientos ilógicos e interpretaciones erróneas, nos volvemos, en verdad, ciegos y sordos”. Aaron Beck

Psicología Cognitiva

La Terapia Cognitiva está basada en el modelo cognitivo que postula que las emociones y conductas de las personas están influidas por su percepción de los eventos. No es una situación en y por sí misma la que determina lo que una persona siente, sino más bien la forma en que ella interpreta la situación” (Ellis, 1962; Beck, 1964).

Ellis, creencias racionales e irracionales

foto de albert ellis

Albert Ellis, psicólogo clínico, comenzó su carrera como psicoanalista. En esta teoría descubrió algunas limitaciones, que a menudo comprendían las causas de los problemas que los pacientes relataban. Para este autor, estas dificultades hacían referencia a patrones distorsionados de pensamientos específicos que eran comunes. Ellis dio origen a la Terapia Racional, que se desarrolló para capacitar y ayudar a los pacientes a reconocer estas distorsiones en el pensamiento y para “disputarlas vigorosamente» (Gabalda, 1997, p. 30). Esta terapia se convirtió luego en la terapia racional-emotiva, y más recientemente en terapia racional emotiva-conductual.

Ellis, quien fue uno de los máximos referente de la psicología cognitiva, diferenció dos tipos de creencias: “racionales” e “irracionales”. Las primeras se caracterizan por ser preferenciales, funcionales y más adaptativas que las segundas, las cuales se presentan de manera dogmática y absolutista. «El cambio conductual está al servicio del cambio cognitivo y el objetivo final es producir un profundo cambio filosófico más que un simple alivio del síntoma» (Gabalda, 1997, p. 30).

Método A-B-C

Otra contribución importante fue el desarrollo del método A-B-C, para análisis y cambio cognitivo y conductual. Albert Ellis, en sus formulaciones con respecto a la Terapia Racional Emotiva Conductual, propone un «A-B-C» de la misma.

  • “A” representa el acontecimiento o experiencia activadora. Este puede ser interno, o externo.
  • “B” representa el conjunto de creencias que el sujeto tenga con respecto al acontecimiento o experiencia activadoras.
  • “C” representa la consecuencia o reacción ante “A”. Puede ser de tres tipos: emotivo, cognitivo o conductas.

Ellis argumento que las creencias (B) sobre un acontecimiento activador (A) conducen a la consecuencia (C), en vez de emitir una conexión directa entre A – C. Osea que podríamos cambiar “C” modificando “B”, incluso si “A” no cambiara. Los tres elementos están intrínsecamente relacionados, e interactúan entre sí, siendo complejas las relaciones que se establecen: no son completamente lineales o unidireccionales. Por ejemplo, ante una experiencia activadora como el diagnóstico de ataque de pánico (A) se despierta un esquema de pensamientos asociados a esta enfermedad que influirán en la percepción del hecho de manera negativa, despertando emociones tales como miedo, angustia. etc.

El ser humano posee una tendencia a percibir la realidad de manera distorsionada. De esta tendencia entonces surgen las creencias. El citado autor concibe las creencias como afirmaciones morales no empíricas e irracionales acerca de lo que ocurre ha ocurrido o bien ocurriría.

Beck, sistema de creencias

foto de aaron beck

Aaron T. Beck, también formado en psicoanálisis, fue un teórico e investigador con un marcado interés en el estudio de la depresión. Gracias a ello desarrolló el modelo cognitivo triada de la depresión.

Este modelo consiste en tres patrones cognitivos principales y hace referencia a un contenido negativo de las cogniciones (pensamientos automáticos) sobre tres componentes: uno mismo, el mundo y el futuro. La depresión conlleva un proceso cognitivo distorsionado. Según Gabalda, “estas distorsiones cognitivas son conceptualmente similares a las creencias irracionales de Ellis”.

Teniendo en cuenta los aportes de estos dos autores, el proceso se daría de la siguiente manera: en una situación específica (A) las creencias (B) influyen sobre las percepciones y esto se expresa por pensamientos automáticos específicos para esa situación (C). Estos pensamientos inciden sobre las emociones y posteriormente, sobre la conducta. Esto conlleva a menudo a respuestas fisiológicas.

Creencia Central —> Creencia Intermedia —> Situación-> Pensamiento Automático -> Emoción

Las creencias, “suelen estar organizadas en un sistema similar al que Kuhn (1962) describió como paradigma científico”. Un sujeto observa la realidad y la interpreta de acuerdo a su marco conceptual, que le brinda las pautas para relacionarse con lo que le rodea. Este paradigma personal puede ser modificado. El sujeto puede percibir ciertas disfuncionalidades en su paradigma al interpretar cierto aspecto de la realidad, que no se condice con su marco conceptual.

Siguiendo esta teoría, el sujeto desarrolla desde su infancia ciertas creencias (en su intento por comprender su realidad) acerca de sí mismo, de otras personas y del mundo. Trata de organizar de manera coherente las experiencias para así lograr la adaptación. Estos aprendizajes que conforman las creencias varían en cuanto a su grado de exactitud y funcionalidad.

Los sistemas de creencias se construyen socialmente, en lo que podemos llamar “nuestras realidades”.

Creencias centrales, intermedias y pensamientos automáticos.

Las creencias suelen estar organizadas en un sistema (ya descripto como paradigma personal), donde se distinguen las creencias centrales, intermedias, y los pensamientos automáticos.

Las creencias centrales son “ideas tan fundamentales y profundas que no se suelen expresar, ni siquiera ante uno mismo» (Beck, 2000, p. 34). Son las ideas más arraigadas y dominantes que el sujeto posee y son incuestionables, considerándose verdades absolutas “creyendo que es así como ‘son’ las cosas». Estas creencias se caracterizan por ser rígidas, globales y generalizables en exceso. El sujeto tiende a mantener su creencia a pesar de estar equivocado, «debido a la atención selectiva para procesar aquella información que sustenta la creencia central”, y la confirma distorsionando o no reconociendo aquella información que la refuta. Este tipo de creencias circulan a nivel inconsciente y generalmente están asociadas a ideas del sí mismo.

Entre estas creencias centrales y los pensamientos automáticos se encuentran las creencias intermedias. Las mismas están compuestas por reglas,  actitudes y presunciones (positivas o negativas). “Estas creencias, si bien no se pueden modificar tan fácilmente como los pensamientos automáticos, son más maleables que las creencias centrales» (Beck. A.. 2000 p. 173).

Según el autor, las creencias centrales inciden en al desarrollo de esta clase intermedia de creencias, por lo tanto, el significado de una creencia intermedia en particular, puede dejar  “al descubierto” una creencia central.

El sistema de creencias está influido, tal cual se señalaba anteriormente, por las experiencias personales de cada sujeto. Tanto hombres como mujeres en el proceso de socialización, irán construyendo creencias con respecto a las características de su propio sexo, lo que generara, por ejemplo, su identidad de género.

Creencias y pensamientos automáticos

La relación entre creencias centrales, intermedias y pensamientos automáticos puede esquematizarse de la siguiente manera:

Creencias Centrales  —> Creencias intermedias (reglas, actitudes y presunciones) —>Pensamientos Automáticos

Los pensamientos automáticos constituyen un flujo de pensamiento en una experiencia común a todos. Suelen ser breves y fugaces, “pudiendo aparecer en forma verbal y de imágenes que no surgen de una deliberación o de un razonamiento» (Beck. J.. 2000. p. 106), surgiendo de manera espontánea en la mente. Son específicos para cada situación a diferencia de las creencias centrales (globales).

El sujeto puede o no ser consciente de este tipo de pensamiento, a menos que preste especial atención. En cambio, son más susceptibles de consciencia las emociones específicas emergentes en determinado momento, que los pensamientos subyacentes. Los pensamientos relacionados a determinadas problemáticas pueden presentarse en la vida de las personas, se asocian con emociones específicas, las cuales dependen del contenido y significado particular que esa situación suscita en el sujeto.

Este tipo de pensamiento suele consolidarse como válido sin reflexionar sobre ellos ni evaluarlos. Al ser automáticos, habituales y creíbles, el individuo rara vez se detiene a probar su validez.

Cuando estos pensamientos son disfuncionales y se someten a reflexión racional, las emociones suelen modificarse. Es decir, una modificación a nivel del pensamiento implica una modificación a nivel de la emoción.

Según Beck, este tipo de pensamientos pueden evaluarse según su validez o utilidad. Existirían tres tipos de pensamientos automáticos. En primer lugar  los “distorsionados”, en segundo lugar, pensamientos “adecuados» y por último “pensamientos automáticos”.

El pensamiento automático debe diferenciarse de otro tipo de fenómenos; tales como las “interpretaciones” que el sujeto hace de sus propios pensamientos, sin que lleguen a ser tales. También, pueden estar expresados por ejemplo, con expresiones del tipo “Uy”  “Oh” o presentarse como preguntas.

Esquemas desde la psicología cognitiva

Un concepto importante dentro de la Teoría Cognitiva a tener en cuenta es el de “esquema». El mismo puede definirse como “estructuras cognitivas propias de la mente», siendo su contenido específico las creencias. Según A. Beck “el término ‘esquema’ designa patrones cognitivos relativamente estables que constituyen la base de la regularidad de las interpretaciones acerca de un determinado conjunto de situaciones”. Es decir, el esquema será así la base utilizada por el sujeto para transformar los datos del ambiente en cogniciones. El sujeto actuará según sus esquemas idiosincráticos.

Existen en el ambiente que nos rodea un conjunto de estímulos que activan diferentes esquemas en los sujetos. A medida que el tiempo transcurre, un esquema puede lograr ser activado por una cantidad cada vez mayor de estímulos determinando directamente la manera de responder o actuar de ese sujeto. En algunas oportunidades, las personas pueden no ser capaces de controlar voluntariamente los esquemas que se activan, y actuar de una manera más adaptativa.

Distorsiones Cognitivas

Esta teoría plantea diferentes distorsiones cognitivas que pueden presentarse en los esquemas de pensamiento. En sus comienzos, Aaron Beck refería 6 grandes categorías de errores de pensamiento, pero después sus seguidores lo fueron aumentando. En este artículo, consideraremos la lista ampliada. Las mismas son:

  • Pensamiento del “todo o nada”.

    Cuando las personas ven una situación desde sólo dos categorías en lugar de considerar toda una gama de posibilidades. Por ejemplo, cuando decimos “nadie me quiere”, “no sirvo para nada”, “soy el más inteligente del mundo”.

  • Pensamiento catastrófico o «adivinación del futuro»

    Es también nombrada por A. Beck como la tendencia de una persona de predecir el futuro negativamente, sin tener en cuenta otras posibilidades. Por ejemplo, “Seguro me va a ir mal en el examen”.

  • Descalificar o dejar de lado lo positivo.

    Cuando la persona de manera poco razonable, desvaloriza las experiencias, logros o cualidades.

  • Razonamiento emocional.

    Cuando para el sujeto algo tiene que ser real porque lo “siente» (cree de manera tan firme que ignora o deja de lado la evidencia delo contrario). Por ejemplo: “Vamos a salir campeones”.

  • Catalogar.

Cuando la persona coloca a sí mismo o a los demás una etiqueta global, sin tener en cuenta que todas las evidencias llevan a conclusiones menos desastrosas.

  • Magnifica o minimizar.

Cuando la persona se evalúa a sí misma, a otra persona o considera una situación, magnifica y/o minimiza en gran medida. Por ejemplo, “pelearme con mi amiga fue lo peor del mundo”.

  • Filtro mental

Cuando la persona presta mucha atención a un detalle, en lugar de tener en cuenta el cuadro completo.

  • Leer la mente.

Cuando el sujeto cree saber qué piensan los demás y no es capaz de tener en cuenta otras posibilidades.

  • Sobre generalización.

Cuando la persona llega a una conclusión negativa que va mucho más allá de lo que sugiere la situación.

  • Personalización.

El sujeto cree que otros tienen una actitud negativa dirigida hacia él, sin tener en cuenta otras posibilidades o explicaciones de los comportamientos.

  • Afirmaciones del tipo «Debo” o “Tengo que” (también llamadas imperativos).

Cuando el sujeto tiene una idea precisa y rígida respecto del comportamiento que hay que observar y sobrestima lo negativo del hecho de no cumplir con esas expectativas.

  • Visión en forma de túnel.

Cuando el sujeto no ve los aspectos negativos de una situación.

Beck también contempla la responsabilidad excesiva, la asunción de la casualidad temporal y las auto referencias.

Pensamientos maduros y primitivos

Aaron Beck conceptualiza dos tipos de pensamiento que pueden presentarse en los sujetos en su manera de organizar su realidad. Estos pensamientos son «maduros» en contraposición a los «primitivos». El primer tipo de pensamiento se caracteriza por ser multidimensional, relativo, variable, reversible, etc. El pensamiento primitivo, por el contrario, tiende a ser no dimensional y global, absolutista y moralista, invariable,  irreversible, etc. De esto se deduce que un sujeto con esquemas de pensamiento maduros, tendrá respuestas más realistas y adaptativas frente a los estímulos del medio.

El sujeto se enfrenta diariamente a una cierta cantidad de estímulos considerados como datos brutos. Paulatinamente, estas percepciones se convierten en cogniciones, a medida que un sentido puede ser dado a las conductas y experiencias. Cada sujeto tendrá “supuestos fundamentales que conforman su patrón de pensamientos automáticos» (Beck, A.. 1983 p. 225).

Estos supuestos determinan cómo un individuo marcará sus propios objetivos y cómo interpretará sus experiencias. Los supuestos actúan a modo de silogismos: es decir, con una base contractual de la cual el sujeto extraerá diferentes conclusiones. Estos supuestos pueden volverse desadaptativos, aumentando paulatinamente el modo de pensamiento primitivo en un sujeto.

Sistema de creencias e ideas

Desde la conceptualización cognitiva, es importante agregar que las creencias son “ideas” que el sujeto aprendió en las tempranas etapas de su desarrollo. En consecuencia, sí son disfuncionales y pueden ser «desaprendidas». En su lugar, pueden adquirirse otras creencias más realistas y funcionales. Estas creencias y los pensamientos automáticos pueden someterse a una “prueba de realidad». Una creencia o supuesto puede modificarse o afirmarse con pocos argumentos o hechos reales que para el sujeto tengan una relevancia particular.

En relación a la emoción, cabe aclarar que dentro de una conceptualización cognitiva se les atribuye la misma importancia a las emociones positivas tanto como a las negativas. Las emociones negativas pueden alertarnos acerca de un problema subyacente que el sujeto puede estar enfrentando.

El conjunto de creencias llamado entonces “sistema de creencias», incluye el contenido del sistema cognitivo: pensamientos, recuerdos, imágenes, preferencias, etc. Estas creencias podrán ser calificadas como “racionales», en tanto preferenciales, siendo éstas, empíricas, reales y menos absolutistas. Se diferencian así de las llamadas “irracionales» o demandantes.

El sistema de creencias atraviesa a todos los sujetos y es la base, en la cual los psicólogos cognitivos trabajamos en terapia. A través de técnicas específicas, se intenta poner en cuestión las creencias que están siendo irracionales y que producen el malestar en los pacientes. En el discurso quedan expuestas las llamadas distorsiones cognitivas, las cuales se trabajan a medida que el paciente las utiliza.

Esta es una teoría de las muchas que existen y que trabajamos en Psicólogos Córdoba. Sirve para interpretar cómo funciona la mente humana y sus diferentes manifestaciones en la conducta y el cuerpo.

Red de psicólogos y profesionales de la salud mental, en la ciudad de Córdoba Argentina, dedicados a brindar diferentes servicios.

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