La educación emocional ¿Qué es y cómo desarrollarla?

La educación emocional es un tipo de abordaje educativo que persigue el desarrollo de competencias emocionales como identificar, gestionar y regular emociones; desarrollar la empatía; aumentar el autoestima, con el objetivo de mejorar el bienestar personal y social de las personas. De esa manera disminuir los índices de violencia, crímenes, abuso de sustancias, estrés, ansiedad.

La finalidad de educar en emociones radica en responder a ciertas necesidades sociales. Para desarrollar la educación en emociones dentro de las instituciones se necesitan una serie de condiciones interrelacionadas: el diseño de programas respaldados por un marco teórico; personal capacitado; materiales curriculares, etc.

En este artículo te comentaremos ¿Qué es la educación emocional? ¿Cuál es su importancia? ¿Cómo desarrollar la educación emocional en niños y en adolescentes? y te dejaremos cuadernillos y recursos para que puedas trabajar en casa o en la escuela. ¡No te lo pierdas!

¿Qué son las emociones?

De acuerdo a Francisco Mora (doctor en medicina y neurociencia), las emociones son una energía codificada de ciertos circuitos neuronales localizados en zonas profundas de nuestro cerebro (en el sistema límbico). Esta energía funciona como motor para la vida, la interacción con el exterior y para distinguir estímulos importantes para nuestra supervivencia. Estos estímulos pueden ser de recompensa y placer o de dolor y castigo.

Por ejemplo, si vemos un perro mostrando los dientes y con una actitud de ataque, se produce en nuestro cuerpo una reacción emocional de peligro, castigo o dolor, lo que nos permite entender que debemos defendernos del ataque o huir. Las reacciones ante el peligro o ante estímulos de placer han sido codificadas en el cerebro desde hace millones de años. Según Mora, la naturaleza ha encontrado en las emociones un mecanismo sabio y eficiente, capaz de mantener a todos los seres vivos unos frente a otros, para asegurar la supervivencia biológica.

La educación actual está reinventándose para brindar respuestas a las necesidades emocionales del alumnado. De esta manera, la neurociencia cognitiva actual comienza a desentrañar y evocar la curiosidad en sus alumnos desarrollando métodos asociados a la recompensa y no al castigo. Esta corriente se conoce como “neuroeducación” y tiene como principal objetivo tomar ventaja de los conocimientos sobre cómo funciona el cerebro para enseñar a aprender mejor. 

Las emociones son un lenguaje en sí mismo, a través de las cuales se puede facilitar o entorpecer la transmisión de conocimientos. Las emociones constituyen la base fundamental del propio proceso de razonamiento y de la toma de decisiones, e influyen en la curiosidad y la atención de los sujetos. 

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Objetivo de la educación emocional

El desarrollo de la competencia emocional se considera un aspecto básico para el pleno ejercicio de la vida en sociedad. La educación emocional surge como una manera de dar respuesta a un conjunto de necesidades sociales que no quedan suficientemente atendidas en la educación formal. Existe una vinculación muy estrecha entre las emociones y cómo éstas pueden desencadenar comportamientos de riesgo en niños y adolescentes, por esta razón, la prevención y el acompañamiento resultan fundamentales.

Los objetivos de la educación emocional son:

  • Mejorar el conocimiento de las emociones propias.
  • Identificar las emociones de los demás.
  • Desarrollar una mayor competencia emocional.
  • Desarrollar la habilidad para controlar las propias emociones.
  • Prevenir los efectos perjudiciales de las emociones negativas.
  • Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas.
  • Desarrollar la habilidad de automotivarse.
  • Adoptar una actitud positiva ante la vida.
  • Desarrollar la capacidad para poder controlar el estrés, la ansiedad y los estados depresivos.
  • Tomar conciencia de los factores que inducen al bienestar subjetivo.
  • Potenciar la capacidad del ser humano de ser feliz.
  • Desarrollar el sentido del humor.
  • La capacidad para demorar recompensas inmediatas en favor de otras de mayor nivel pero a largo plazo.
  • Tolerancia a la frustración.

Comportamientos problemáticos

De acuerdo a la investigación de Rafael Bisquerra (catedrático de orientación psicopedagógica de la Universidat de Barcelona), existen ciertos comportamientos que manifiesta la juventud que suponen ser riesgosos para su vida y que suelen relacionarse con desequilibrios emocionales. Ante este panorama, la educación emocional se presenta como un camino idóneo para la prevención de los comportamientos problemáticos, tales como:

  • Violencia: los suicidios son la principal causa de muertes violentas en el mundo, seguidos por los homicidios y, en tercer lugar, por conflictos bélicos. Jóvenes, niños y adolescentes se encuentran expuestos a constantes episodios de violencia tanto a nivel mundial, social, institucional, como dentro de sus propios hogares. La violencia doméstica presenta cifras alarmantes en ascenso, en todos los territorios, siendo ejemplo de ello los casos de femicidios y de violencia contra la niñez.
  • Depresión: según la investigación de Bisquerra, se estima que  a lo largo del siglo  XXI, un  25% de las  personas pasará por estados de depresión. Las investigaciones sugieren que existe una correlación entre depresión, déficit en habilidades sociales, desesperanza, falta de asertividad y baja autoestima.
  • Suicidio: de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, cerca de 800.000 personas se suicidan cada año, siendo ésta la tercera causa de muerte para los jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 19 años. En el año 2016, el suicidio fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo.
  • Consumo de drogas: se estima que aproximadamente el 5,6% de la población mundial de edades comprendidas entre los 15 y los 64 años, consumió drogas en al menos una ocasión en 2016. Según la OMS, en 2015 fallecieron aproximadamente 450.000 personas a consecuencia del consumo de drogas.

Co-ocurrencia de comportamientos problemáticos: factores de riesgo y factores protectores

De acuerdo a la investigación de Bisquerra, los comportamientos de riesgo no suelen darse de manera aislada, sino que tienden a producirse una co-ocurrencia de comportamientos problemáticos. Se estima que un 30 % de los jóvenes, entre 14-17 años, se implican en comportamientos de multi-riesgo. Abordajes como el de Hurrelmann, K., (1997) han demostrado el modo en que el estrés en la adolescencia puede vincularse con el fracaso escolar, el consumo de drogas y la baja autoestima.

Los factores de riesgo que desencadenan o inciden en comportamientos problemáticos se dan en múltiples niveles: individual, familiar, en grupos de iguales, en la escuela y en la comunidad. Existen ciertos factores sociales que también inciden en que los jóvenes se encuentren en situaciones de riesgo, como la desorganización social, la accesibilidad a armas, el desempleo y disponibilidad limitada de recursos.

Al mismo tiempo, existen ciertos factores protectores que sirven de manera preventiva. Éstos se hallan en las competencias sociales y emocionales (como las habilidades  sociales, las habilidades  de  comunicación efectiva y aspiraciones elevadas de cada persona) y en los factores ambientales (como el acompañamiento y apoyo de la familia).

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Importancia de la educación emocional

De acuerdo a la investigación de CODAJIC (Confederación de Adolescencia y Juventud de Iberoamérica y El Caribe) titulada “La importancia de la educación emocional en las aulas la educación emocional es una de las tareas pendientes más importantes de nuestra sociedad. Los altos índices de violencia, de crímenes, de abuso de drogas y alcohol, estrés y ansiedad, entre otros, dan a entender un alto nivel de deficiencia en el manejo de las emociones en la vida social.

El desarrollo de la educación emocional se propone como un modo de equilibrar esta deficiencia dentro de las instituciones educativas. 

La importancia de la educación emocional radica en su capacidad de fomentar las siguientes actitudes y comportamientos positivos:

  • Aumento de habilidades sociales y de relaciones interpersonales satisfactorias. Mejoramiento de la conducta antisocial o socialmente desordenada.
  • Disminución de pensamientos autodestructivos.
  • Mejora de la autoestima.
  • Disminución del índice de violencia y agresión.
  • Bajar de deserción escolar y mejora del rendimiento académico.
  • Disminuir la iniciación en el consumo de drogas.
  • Mayor adaptación escolar, social y familiar.
  • Disminución de la tristeza y sintomatología depresiva.
  • Bajar los niveles de ansiedad y estrés.
  • Reducir los desórdenes alimenticios.

Construir bienestar

Siguiendo los lineamientos de Bisquerra, se entiende que la mejor manera de ayudar a niños y jóvenes en la construcción de una vida plena y con bienestar es a través de la prevención de comportamientos de riesgo y de educación en emociones. Trabajos como el de Scales y Leffert (1999) demuestran que aquellos jóvenes que experimentan un mayor bienestar  personal  (sentirse competentes y apoyados) tienen menos probabilidades de llevar a cabo comportamientos de riesgo, y a la vez, presentan mayor tendencia a mantener buena salud, buen rendimiento académico, suelen estar más predispuestos a cuidarse de sí mismos y a los demás, y poseen mayor facilidad para superar adversidades. 

La mayoría de los problemas de nuestra sociedad actual (conflictos de violencia, racismo, xenofobia, consumo de drogas) tienen un trasfondo emocional. 

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Diferencia entre inteligencia emocional y educación emocional

Según Salovey y Mayer (1990), la inteligencia emocional consiste en la habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellas y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones. Mientras que la educación emocional es el proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo humano (Bisquerra, 2000).

De acuerdo a Bisquerra, la inteligencia emocional es la habilidad para tomar conciencia de las propias emociones y de las emociones de las demás personas, y de la capacidad para regularlas. Para poder llevar a cabo esta regulación es necesario poseer conciencia emocional. La autorregulación emocional consiste en encontrar el equilibro entre impulsividad y represión. La conciencia y regulación emocional deberían considerarse aptitudes básicas para la vida, debido a que permiten adquirir bienestar a nivel personal e individual. 

Cuando se habla de la aplicación de la inteligencia emocional en las escuelas se está refiriendo a la noción de “educación emocional”, que es un concepto más amplio y que se encuentra atravesado por otras corrientes, como la neurociencia. La educación emocional busca optimizar el desarrollo integral de las personas, tanto a nivel emocional, físico, intelectual, moral, social, etc. Su afán es lograr una educación para la vida (por lo que se lo denomina “enfoque de ciclo vital”).

Cada vez las emociones toman un lugar más relevante en los estudios sobre el bienestar humano. Es innegable la vinculación entre emociones y salud y cómo éstas pueden afectar en la disminución de defensas del sistema inmunitario y en el desarrollo de enfermedades de base psicosomática. Las escuelas constituyen un espacio fundamental donde las emociones deben ser atendidas.

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Educación emocional en niños

Diversas investigaciones demuestran que existe un incremento paulatino de las incidencias violentas de los niños en edad escolar, situándose en un índice cercano al 40% (Martorell et al., 2009). Estas situaciones afectan el rendimiento académico como el desarrollo personal. Los niños que manifiestan violencia presentan deficiencias en cualidades esenciales de la inteligencia emocional, como son la empatía y el autocontrol.

Olweus (1983) definió el maltrato entre escolares o “bullying” como una acción negativa e intencionada donde se establece una relación de poder que produce efectos negativos en la víctima. El bullying se refiere a un comportamiento repetitivo de instigación e intimidación que suele producir aislamiento y exclusión social de la víctima. 

Para poder disminuir la violencia en las escuelas, y en la vida social en general, resulta fundamental comenzar por la educación emocional.

Cuadernillo de educación emocional en niños

En el siguiente link encontrarán información y recursos pedagógicos para aplicar estrategias de educación emocional en casa y el aula.

Un cuadernillo con más de 20 actividades para desarrollar mediante juegos, dibujos e ilustraciones sobre las emociones propias y ajenas, los valores y actitudes para la vida cotidiana.

Los editores del libro aseguran que el cuadernillo brindará las herramientas necesarias para que el niño maneje con éxito situaciones cotidianas que requieran el manejo y control de emociones y lograr el bienestar emocional.

Educación emocional en adolescentes 

La vinculación entre inteligencia emocional y rendimiento académico en adolescentes también ha sido abordada en diversas investigaciones. Trabajos como el de Buenrostro et al. (2011) han demostrado que aquellos alumnos con calificaciones altas son quienes también presentan aptitudes emocionales favorables. 

En su estudio analizaron a 439 alumnos, 282 mujeres y 157 hombres, con un rango etario de 11 a 12 años. Realizaron un inventario de inteligencia emocional basado en 60 reactivos que presentaban como escalas: las habilidades intrapersonales, las relaciones interpersonales, la capacidad de regulación del estrés y la capacidad de adaptabilidad.

Los resultados permitieron demostrar que aquellos alumnos con un promedio alto de calificaciones escolares también calificaron más alto en todas las demás variables, sobre todo en aquellas vinculadas a la conciencia social, relaciones interpersonales, manejo del estrés, solución de problemas y capacidad de adaptación. Al mismo tiempo, calificaron significativamente más alto en lo que respecta a sentir y expresar adecuadamente las emociones y regularlas. De esta manera, quedó demostrado que a mayor habilidad de autoconciencia emocional, manejo y regulación de las emociones, hay un mayor rendimiento académico en los estudiantes de nivel secundario.

Cuadernillo de educación emocional en adolescentes

Investigaciones como las de Buenrostro et al., permiten reforzar la importancia de implementar programas de inteligencia emocional en las escuelas, tanto en nivel inicial, primario y secundario. 

Para poder trabajar la educación emocional en jóvenes y adolescentes hay información en el siguiente cuadernillo donde encontrarás más de 50 actividades y lecturas ilustradas para trabajar la gestión y reconocimiento de emociones en niños y adolescentes.

¿Por qué es necesaria la educación emocional en las escuelas?

De acuerdo a todo lo anteriormente expresado puede comprenderse que la educación emocional resulta sumamente necesaria y útil para contrarrestar comportamientos destructivos desde la niñez. Una currícula que comprenda e incorpore la educación en emociones puede ayudar a desarrollar un mayor bienestar social e individual en su alumnado, y al mismo tiempo, contrarrestar los efectos de comportamientos destructivos o de riesgo, a través de la asistencia y el acompañamiento.

Para que las emociones de las personas no afecten negativamente su desarrollo resulta fundamental que éstas comprendan cómo reelaborar sus emociones negativas y darles un cauce constructivo. Aprender a conocer las emociones y manejar aquellas que nos perturban es un gran paso para lograr una mejor forma de vivir en sociedad. Los niños y niñas que adquieren estas herramientas desde temprana edad cuentan con un valioso recurso para lograr un desarrollo más pleno y armónico de sus vidas y transitar la escolarización desde una mirada amorosa y empática. 

Referencias

Red de psicólogos y profesionales de la salud mental, en la ciudad de Córdoba Argentina, dedicados a brindar diferentes servicios.

Whatsapp

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Teléfono

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